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Cuentos de Grimm.

A 288 cedió una grande alegría. Se pusieron en un momento los vestidos y comenzaron á cantar:

Despues empezaron á saltar y á bailar encima de las sillas de los bancos, y por último, se marcharon bailando.

Ⓡ Desde aquel momento no se los volvió á ver mas, pero el zapatero continuó siendo feliz el resto de su vida, y todo lo que emprendia le salia bien.

II.

Habia una vez una pobre criada que era muy limpia y trabajadora: barria la casa todos los dias y sacaba la basurą, á la calle. Una mañana al ponerse á trabajar, encontró una carta en el suelo, y como no sabia leer colocó la escoba en un rincon y se la llevó á sus amos: era una invitacion de los enanos mágicos que la convidaban á ser madrina de uno de sus hijos. Ignoraba qué hacer, pero al fin, despues de muchas vacilaciones, aceptó, porque la dijeron que era peligroso el negarse.

Vinieron á buscarla tres enanos y la condujeron á una cueva que habitaban en la montaña. Todo era allí sumamente pequeño, pero tan bonito y tan lindo, que era cosa digna de verse. La recien parida' estaba en una cama de ébano incrustrada de perlas, con cortinas bordadas de oro; la cuna del niño era de marfil y su baño de oro macizo. Despues del bautizo queria criada volver en seguida á su casa, pero los enanos la suplicaron con instancia que permaneciese tres dias con ellos. Los pasó en festejos y diversiones, pues estos pequeños séres la hicieron una brillante acogida.

Al cabo de los tres dias quiso volverse decididamente: la