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Cuentos de Grimm.

toda la obra que cortaba por la noche la hallaba concluida á la mañana siguiente, de manera que mejoró de fortunay casi llegó á hacerse rico.

287 Una noche, cerca de Navidad, cuando acababa de cortar el cuero é iba á acostarse, le dijo su mujer:

—Vamos á quedarnos esta noche en vela para ver quiénes son los que nos ayudan de esta manera.

El marido consintió en ello, y dejando una luz encendida, se escondieron en un armario, detrás de los vestidos que habia colgados en él, y aguardaron para ver lo que iba á suceder. Cuando dieron las doce de la noche, entraron en el cuarto dos lindos enanitos completamente despudos, se pusieron en la mesa del zapatero, y tomando con sus pequeñas manos el cuero cortado, comenzaron á trabajar con tanta ligereza y destreza que era cosa que no habia más que ver. Trabajaron casi sin cesar hasta que estuvo concluida la obra, y entonces desaparecieron de repente.

Al dia siguiente le dijo la mujer:

que —Esos enanitos nos han enriquecido; es necesario manifestarnos reconocidos con ellos. Deben estar muertos de frio teniendo andar casi desnudos, sin nada con que cubrirse el cuerpo; ¿no te parece que haga á cada uno una camisa, casaca, chaleco y pantalones, y además un par de medias? Hazle tú tambien á cada uno un par de zapatos.

El marido aprobó este pensamiento, y por la noche, cuando estuvo todo concluido, colocaron estos regalos envez del cuero cortado encima de la mesa, y se ocultaron otra vez para ver cómo los tomaban los enanos. Iban á ponerse á trabajar al dar las doce, cuando en vez de cuero hallaron encima de la mesa los lindos vestiditos. En un principio manifestaron su asombro, que bien pronto su-