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Cuentos de Grimm.

, 19 baile en la boda baila en él la reina, se deama yará de repente y caerá como muerta, y lo quedará en realidad si no hay alguien que la levante en seguida y la chupe tres gotas de sangre que la saldrán en el hombro derecho, las que escupirá en seguida. Pero el que lo sepa y lo diga será convertido en piedra desde la cabeza hasta los pies.

Despues de esta conversacion echaron á volar las cornejas. El fiel Juan que las habia oido, comenzó desde entonces é ponerse triste silencioso. Callar era esponer y al á una desgracia, pero hablar era buscar su propia perdirey cion. Al fin se dijo:

—Salvaré á mi señor, aunque me cueste la vida.

Al desembarcar sucedió todo lo que habia dicho la cor neja. Presentaron al rey un magnífico caballo alazan.

—Voy á montar en él, dijo, para ir á palacio.

E iba á meter el pie en el estribo, cuando, pasando por delante de él, el fiel Juan saltó encima, sacó la pistola de la silla y tendió al caballo muerto.

Los otros criados del rey, que no amaban mucho al fiel Juan, dijeron que era preciso ser loco para matar un animal tan hermoso y que iba á montar el rey. Pero el rey les dijo:

—Callad, y dejadle obrar; su lealtad es á toda prueba, habrá tenido sus razones para hacerlo así.

Llegaron á palacio y en la primera sala hallaron colocada en un azafate la camisa de boda, que parecia ser de oro y de plata.

Iba el príncipe á tocarla pero el fiel Juan le desvió, y cogiéndola con guantes la arrojó al fuego, que la consumió en el mismo instante. Los demás criados se pusieron á murmurar.