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Cuentos de Grimm.

buena conducta. Es de una raza especial y no sirve para carga ni para tiro.

—¿Pues entonces, para qué sirve? contestó el jóven.

—Dá oro, contestó el molinero, no tienes mas que colocarle encima de un paño estendido y decir bricklelrit y el bueno del animal echará oro por delante y por detrás.

—Hé ahí un animal maravilloso, repuso el jóven.

Dió gracias a su amo y comenzó á correr el mundo.

Cuando necesitaba dinero, con solo decir á mano bricklelrit llovian las monedas de oro sin tener mas trabajo que el de recogerlas. Por todas partes por donde iba, lo mejor no era bueno para él y lo mas caro estaba á su disposicion, pues tenía siempre la bolsa repleta. Despues de haber viajado algun tiempo, creyó se habria mitigado ya la cólera de su padre, y que podria ir á reunirse con él, pudiendo ser bien recibido, por lo menos en consideracion á su asno. Entró en la única posada en que su hermano habia perdido la mesa; llevaba su asno suelto; el posadero quiso cogerle y atarle, mas el joven le dijo:

—No os tomeis ese trabajo, yo mismo iré y ataré á mi asno en la cuadra, porque quiero saber siempre donde se halla.

Sorprendido el posadero, supuso que un hombre que queria cuidar por sí mismo de su asno, no haria mucho gasto; pero cuando el forastero, me tiendo la mano en el bolsillo, sacó dos monedas y le mandó le sirviera de todo lo mejor, abrió unos ojos muy grandes y se puso á buscar todo lo mejor que tenia. Despues de la comida, preguntó al posadero lo que le debia, quien no perdonando medio para aumentar la cuenta, le contestó que debia aun otras dos monedas de oro. El jóven metió la mano en el bolsillo, pero estaba vacío.