recibido por la mesa maravillosa, En el camino entró una noche en una posada que estaba llena de viajeros, le dieron la enhorabuena por su llegada y le invitaron á sentarse á la mesa con ellos, pues si no le costaria mucho trabajo el, encontrar comida.
—No, contestó, no quiero tomar parte en vuestro escote, os convido por el contrario á tomarla conmigo.
Se echaron á reir cre yendo querría burlarse, sin embargo preparó su mesa enmedio de la sala y dijo:
—Mesa, sírveme.
En seguida se cubrió de manjares, tales como no habian salido nunca de la cocina de la posada, y cuyo olor agradaba al olfato de los convidados.
—Vamos, señores, esclamó; á la mesa.
Viendo de lo que se trataba no se hicieron de rogar, y se pusieron á trabajar heróicamente con el cuchillo en la mano, pero los llenaba de admiracion el ver que a medida que se vaciaba un plato, le reemplazaba otro lleno. Hallábase en un rincon el posadero viendo todo esto sin saber qué pensar, pero se decia á sí mismo que una cocina de esta clase le sería muy útil en su posada.
El ebanista y sus compañeros pasaron alegremente una parte de la noche, y al fin fueron á acostarse; el jóven al meterse en la cama, colocó su mesa cerca de la pared; mas el posadero no podia dormir, agitado por diferentes pensamientos; recordó que tenia en el granero una mesa vieja exactamente igual, y fué á buscarla en silencio y la colocó en lugar de la otra.
Despertó al día siguiente el ebanista y despues de haber pagado por la noche que habia pasado en la posada, cogió la mesa sin apercibirse del cambio, y continuó su camino.