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Cuentos de Grimm.

Y disparando su carabina, rompió el cráneo de caballo que servia de almohada al andarin, sin hacerle daño ninguno.

Despertando el otro sobresaltado, vió que estaba vacío su cántaro, y que la princesa le habia tomado ya un gran adelanto. Pero volvió á la fuente sin desanimarse, llenó de nuevo su cántaro y llegó al término de la carrera diez mi nutos antes que la princesa.

—Al fin, dijo, he tenido que menear bien las piernas; lo que había hecho antes no era en realidad correrel venPero el rey y su hija estaban furiosos de ver que cedor era un miserable soldado licenciado; resolvieron perderle á él y á todos sus compañeros.

El rey dijo a su hija:

—No tengas miedo: he encontrado un buen medio, no se me escaparán.

Despues, bajo pretesto de obsequiarles, los hizo entrar en un cuarto cuyo suelo era de hierro, lo mismo que las puer tas y las ventanas.

En medio de la habitacion habia una mesa con una espléndida comida.

—Entrad, les dijo el rey; regalaos bien.

Y en cuanto estuvieron dentro, hizo cerrar con cerrojos todas las puertas por fuera. Despues mandó venir á su cocinero y le dió la orden de encender lumbre debajo del cuarto hasta que el piso de hierro se pusiera enteramente rojo.

Puso en ejecucion la órden y los seis compañeros que estaban á la mesa comenzaron á tener calor; creyeron en un principio que provénia de lo mucho que comian, pero yendo el calor siempre en aumento, quisieron salir, y vieron que las puertas y las ventanas estaban cerradas, y que el rey habia querido jugarles una mala pasada.