.
? Un poco mas allá encontraron un cazador que estaba de rodillas y que apuntaba con su escopeta.
El soldado le preguntó:
—¿A qué apuntas, cazador?
El le contestó:
Dos leguas de aquí hay una mosca colocada en la rama de una encina, y quiero meterla la bala en el ojo izquierdo.
—¡Oh! Ven conmigo, le dijo el soldado. Nosotros tres lo conseguiremos todo.
El cazador le siguió y llegaron delante de siete molinos de viento que daban vueltas con la mayor velocidad, sin embargo de que no hacia un pelo de viento y no se movia la hoja de ningun árbol.
El soldado le dijo:
—No concibo cómo pueden andar estos molinos, pues no hace aire.
Dos leguas mas allâ vieron un hombre que estaba subido en un árbol; tenia una de las narices tapada y soplaba con la otra.
—¿Qué diablos soplas ahí arriba? le preguntó el soldado.
—Dos leguas de aquí, le respondió, hay siete molinos de viento, y estoy soplando para hacerlos andar.
—¡Oh! ven conmigo, dijo el soldado; nosotros cuatro lo conseguiremos todo.
El que soplaba bajó de su árbol y les acompañó. Al cabo de algun tiempo vieron á un hombre que estaba sobre un solo pie; se habia quitado el otro, y le tania á su lado.
—Hé ahí uno, dijo el soldado, que de seguro quiere descansar.
—Soy un andarin, respondió el otro, y por no ir tan 16