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Cuentos de Grimm.

he ofendido, haria penitencia y volveria la alegría á mi corazon.

El pájaro le contestó:

—Has cometido una mala accion, condenando á un pobre pecador que llevaban al cadalso: por eso está incomodado contigo el Señor, pues solo á él le corresponde juzgarle. Sin embargo, si haces penitencia y te arrepientes de tu pecado, te perdonará.

El ermitaño vió entonces al ángel del Señor delante de él, con una rama seca en la mano..

El ángel le dijo estas palabras:

—Llevarás esta vara seca hasta que salgan de ella tres ramos verdes, y por las noches, cuando vayas á dormir, la colocarás debajo de tu cabeza. Mendigarás el pan de puerta en puerta y no permanecerás mas que una noche bajo el mismo techo. Tal es la penitencia que te impone el Señor.

El ermitaño tomó la vara y comenzó á andar por el mundo, que hacia tanto tiempo tenia olvidado. No vivia mas que de las limosnas que le daban á las puertas, pero con frecuencia no hacian caso de sus súplicas y mas de una puerta permanecía cerrada, de modo que pasaba días enteros sin tener una migaja de pan.

Un dia, en que habia estado desde por la mañana hasta por la noche mendigando de puerta en puerta y no habian querido darle nada, ni aun dejarle pasar la noche en un rincon del pajar, fué á un bosque, donde encontró un hueco abierto en una roca, en el que habia sentada una vieja.

—Buena mujer, la dijo, déjame pasar la noche en tu casa.

—No, le contestó; yo no me atreveria, aunque pudiera.

Tengo tres hijos que son ladrones, y si te ven aquí cuando vengan Dos matarán á los dos.