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Cuentos de Grimm.

le llamó por su nombre y le preguntó por qué estaba tan triste. El molinero permaneció como mudo en un principio, pero oyéndola hablar con tanta gracia, se animó y la refirió que anteriormente habia vivido feliz y rico, y que ahora se babia quedado tan pobre que ignoraba.qué hacerse.

—No tengas cuidado, contestó la ondina; yo te haré mas feliz y dichoso de lo que nunca has sido; más es preciso que me prometas darme lo que acaba de nacer en tu casa.

—Sin duda será algun perro é algun gato, pensó para sí el molinero y la preguntó lo que le pedia.

4 1 La ondina se sumergió en el agua y él volvió corriendo, consolado y alegre, á su molino; aun no había llegado cuando salió la criada de la casa y le dijo que se regocijase, pues su mujer acababa de dar á luz un niño. Quedó el molinero como herido de un rayo, comprendiendo entonces que la maliciosa ondina sabia lo que pasaba y le habia engañado. Acercóse al lecho de su mujer con la cabeza baja, y cuando le preguntó.

—¿Por qué no te alegras por el nacimiento de nuestro nuevo hijo?

La refirió lo que le habia sucedido bia hecho á la ondinay la promesa que ha—¿De qué me sirve la prosperidad y las riquezas, añadió, si debo perder á mi hijo?

Mas ¿qué habia de hacer? sus mismos parientes cuando fueron á felicitarie, no le pudieron dar remedio ninguno.

La fortuna volvió sin embargo á la casa del molinero; cuanto emprendia le salia siempre bien, parecia que los baules y cofres se llenaban por sí mismos y que el dinero se multiplicaba en sus armarios durante la noche; traseur-