Página:Cuentos escogidos de los Hermanos Grimm.pdf/234

Esta página no ha sido corregida
224
Cuentos de Grimm.

—Eso lo veremos, dijo el anciano; ven, probaremos.

Entonces le condujo á un corredor muy oscuro, junto á una fragua, cogió un hacha y dió en un yunque, que metió de un golpe en la tierra.

224 —Eso lo hago yo mucho mejor, dijo el jóven.

Y se dirigió á otro yunque; el anciano se puso á su lado para verle, y su barba tocaba en la bigornia. Entonces cogió el jóven el hacha, abrió el yunque de un golpe y clavó dentro la barba del anciano.

Ya eres mio, le dijo, ahora morirás tú.

Entonces cogió una barra de hierro y comenzó á pegar con ella al anciano hasta que comenzó á quejarse y le ofreció, si le dejaba libre, darle grandes riquezas. El jóven solto el hacha y le dejó en libertad. El anciano le condujo de nuevo al castillo y le enseñó tres cofres llenos de oro, que habia en una cueva.

—Una parte es de los pobres, la otra del rey y la tercera tuya.

Entonces dieron las doce y desapareció el espíritu, quedando el jóven en la oscuridad.

—Yo me las arreglaré, dijo.

Empezó á andar á tientas encontró el camino del cuarto durmió allí junto á la lumbre. A la mañana siguiente volvió el rey y le dijo:

—Ahora ya sabrás lo que es miedo.

—No, le contestó, no lo sé; aquí ha estado mi primo muerto y un hombre barbudo que me ha enseñado mucho dinero, pero no ha podido enseñarme lo que es miedo.

Entonces le dijo el rey:

—Tú has desencantado el castillo y te casarás con mi hija.

—Todo eso está bien, le contestó; pero sin embargo, aun no sé lo que es miedo.