, £23 Pusieron el ataud en el suelo, se acercó á él y levantó la tapa; habia un cadáver dentro. Le tentó la cara, pero estaba fria como el hielo.
1 —Espera, dijo, te calentaré un poco.
Fué al fuego, calentó su mano, y se la puso en el rostro, pero el muerto permaneció frio. Entonces le cogió en brazos, le llevó á la lumbre y le puso encima de sí y. le frotó los brazos para que la sangre se le pusiese de nuevo en movimiento. Como no conseguia' nada, se le ocurrióó de pronto:
—Si me meto con él en la cama, se calentará.
Se llevó al muerto á la cama, le tapó y se echó á un lado. Al poco tiempo estaba el muerto caliente y comenzó á moverse. Entonces, dijo el jóven:
—Mira, hermanito, ya te he calentado.
Pero el muerto se levantó diciendo:
—Ahora quiero estrangularte.
—¡Hola! le contestó, son esas las gracias que me das?
¡Pronto volverás á tu caja!
Le cogió, le metió dentro de ella y cerró; entonces volvieron los seis hombres y se le llevaron de allí.
—No me asustarán, dijo; aquí no aprendo yo á ganarme la vida.
Entonces entró un hombre que era mas alto que los otros y tenia un aspecto horrible, pero era viejo y tenia una larga barba blanca.
—¡Ah, malvado, pronto sabrás lo que es miedo, pues vas á morir!
—No tan pronto, contestó el jóven.
—Yo te quiero matar, dijo el hechicero.
—Poco a poco, eso no se hace tan fácilmente, yo soy tan fuerte como tú y mucho mas todavía.