Página:Cuentos escogidos de los Hermanos Grimm.pdf/225

Esta página no ha sido corregida
215
Cuentos de Grimm.

Se le llevó en seguida á su casa y fué corriendo á la del padre del jóven.

—Vuestro hijo, esclamó, me ha causado una desgracia muy grande, ha tirado á mi marido por las escaleras y le ha roto una pierna; ese es el pago que nos ha dado el bribon.

Su padre se asustó, fué corriendo y llamó al jóven.

—¿Qué mal pensamiento te ha dado para hacer esa picardía?

—Padre, le contestó, escuchadme, pues estoy inocente.

Era de noche y estaba allí como un alma del otro mundo.

Ignoraba quién era, y le he mandado tres veces hablar ó marcharse.

—¡Ay! replicó su padre, sólo me ocasionas disgustos:

véte de mi presencia, no quiero volverte á ver más.

—Bien, padre, con mucho gusto, pero esperad á que sea de dia, yo iré y sabré lo que es miedo, así aprenderé un oficio con que poderme mantener.

—Aprende lo que quieras, le dijo su padre, todo me es indiferente.

Ahí tienes cinco duros para que no te falte por ahora que comer, márchate y no digas á nadie de dónde eres, ni quién es tu padre, para que no tenga que avergonzarme de tí.

—Bien, padre, haré lo que quereis, no tenguis cuidado por mí.

Como era ya de dia se quedó el jóven con sus cinco duros en el bolsillo, y echó á andar por el camino real, diciendo constantemente:

—¿Quién me enseña lo que es miedo? ¿Quién me enseña que es miedo?

lo Entonces encontró un hombre que oyó las palabras que }