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Cuentos de Grimm.

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Cuando iba á dormirse oyó dos á hombres que pasaban, y el uno decia al otro:

—¿Cómo nos arreglaríamos para robar el oro y la plata á ese cura tan rico.

7 —Yo os lo diré, les gritó Tom Pouce.

—¿Qué hay? esclamó uno de los ladrones asustados; the oido hablar á alguien?

Continuaban escuchando, cuando Tom Pouce les gritó de nuevo:

—Llevadme con vosotros y os ayudaré.

—¿Dónde estás?

—Buscadme por el suelo, por donde sale la voz.

Los ladrones concluyeron por encontrarle :

—Pequeño estracto de hombre le dijeron, ¿cómo quieres sernos útil?

—Mirad, les dijo, me deslizaré por entre los hierros de la ventana en el cuarto del cura, y os pasaré todo lo que me pidais.

—Pues vamos á probarlo, le dijeron.

En cuanto llegaron al presbiterio, Tom Pouce se destizó en el cuarto; despues se puso á gritar con todas sus fuerzas:

—¿Quereis todo lo que hay aquí?

Los ladrones, asustados, le dijeron:

—Habla bajo, vas á despertar á la gente.

Pero él, haciendo como si no los hubiera oido, gritó de nuevo:

—¿Qué es lo que quereis? ¿Quereis todo lo que hay aquí?

La criada que dormia en el cuarto de al lado, oyó este ruido, se levantó y escuchó. Los ladrones habian batido retirada; en fin, tomaron ánimo, y creyendo únicamente