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Cuentos de Grimm.

—No tienes mas que poner el remo en la mano al primero que venga á pasar el rio.

Poco despues llegó á la ciudad, donde se hallaba el árbol estéril, el centinela esperaba tambien su respuesta.

—Mata al raton, que roe las raices; le dijo, y volverán á nacer las manzanas de oro.

El centinela le dió en agradecimiento dos asnos cargados de este metal precioso.

Tocó, por último en la ciudad, cuya fuente estaba seca, y dijo al centinela :

—En la fuente, debajo de la piedra, hay un sapo; buscadle y matadle, y volverá á correr el vino en abundancia.

El centinela le dió las gracias, y dos asnos ademas cargados de oro.

El niño nacido de pie llegó por último donde se hallaba su mujer, que se regocijó de todo corazon por su regreso, y en particular al saber que todo le habia salido bien.

196 Entregó al rey los tres pelos de oro del diablo; el rey quedó muy satisfecho al ver los cuatro asnos cargados de oro y le dijo:

—Ahora has cumplido ya con todas las condiciones, y mi hija es tuya. Pero, querido hijo mio, dime, ¿de dónde has sacado tanto oro? Pues has traido un verdadero tesoro —Lo he cogido, le contestó cerca de un rio que he atravesado; es la arena que hay en aquella orilla.

—¿Podria yo coger otro tanto? le preguntó el rey que era muy avaro.

—Y mucho más, le respondió; hay un barquero, dirigíos á él para pasar el rio y podreis llenar todos los sacos que lleveis.

El avaro monarca se puso en seguida en camino, y al llegar á la orilla del rio hizo señal al barquero para que