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Cuentos de Grimm.

—Acabo de barrer y de arreglarlo todo, le dijo, y vas y desarreglarlo; siempre estás oliendo á carne humana, siéntate y cena.

Como estaba cansado, en cuanto cenó, puso la cabeza en la rodilla de la patrona, y la dijo que le espulgase un poco, pero no tardó en dormirse y roncar. La vieja cogió un pelo de oro lo arrancó y lo puso á su lado.

7 —¡Ay! esclamo el diablo, ¿qué haces?

—He tenido un mal sueñio, dijo la patrona, y te he agarrado del pelo.

194 —¿Qué has soñado? la preguntó el diablo.

—He soñado que la fuente de un mercado que manaba siempre vino, se ha secado y no da ya ni aun agua; ¿cuál puede ser la causa?

—¡Ah! si lo supieran! contestó el diablo; hay un sapo en la fuente debajo de una piedra, no tienen mas que matarle y volverá á manar vino.

La huéspeda se puso á espulgarle otra vez, se volvió á dormir y comenzó á roncar.

Entonces le arrancó el segundo pelo.

—¡Ay! ¿qué haces? esclamó el diablo encolerizado.

—No te muevas, le respondió, es un sueño que he tenido.

—¿Qué has soñado? la preguntó.

—He soñado que en cierto pais hay un árbol, que daba antes manzanas de oro, y ahora no tiene ni aun hojas; ¿cuál puede ser el motivo?

—¡Oh! si lo supieran! replicó el diablo; hay un raton que seca la raiz; no tienen mas que matarle y el árbol volverá á producir manzanas de oro; pero si continúa royéndola, se secará por completo. Ahora dejadme en paz tú y tus sueños. Si me vuelves a despertar, te daré un bofeton.