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Cuentos de Grimm.

EL FESTIN CELESTIAL Un hijo de un pobre labrador oyó decir un dia en la iglesia al sacerdote que quien quiere ir al cielo tiene que andar derecho. Se puso en camino, marchando siempre en linea recta por montes y por valles, sin hacer nunca ningun rodeo. Al fin de su camino llegó á una gran ciudad en medio de la cuál habia una hermosa iglesia donde se celebraban los oficios divinos. Admirado de la magnificencia que le rodeaba creyó haber llegado al Paraiso y se detuvo allí lleno de alegría.

Cuando se concluyeron los oficios le mandó salir el sa—cristan, á lo que le contestó.

—No, no saldré; he llegado al fin al cielo y me quedo en élle dijo que habia —El sacristan fué á buscar al cura y en la iglesia un niño, que no queria salir y que se imaginaba estar en el Paraiso.

—Si lo cree así, dijo el cura, hay que dejarle.

Vino en seguida donde estaba el niño y'le preguntó si quería trabajar. El niño le contestó que sí y que estaba acostumbrado al trabajo, pero que no queria salir del cielo.