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Cuentos de Grimm.

los cuchillos. Como tenia hambre y le olian bien los manjares, se sentó tambien á la mesa y comió con apetito.

Cuando hubo concluido de cenar y los platos vacíos anunciaron los invisibles habian concluido tambien, oyó que claramente que apagaban las luces y se apagaron todas de repente. Entonces, en la oscuridad, sintió en su mejilla una cosa parecida á un bofeton, y dijo en voz alta:

—Si empiezas, empiezo yo tambien.

Recibió sin embargo un segundo y correspondió en161 tonces.

Los bofetones dados y devueltos continuaron toda la noche, y el jóven gigante no se quedó atrás en el juego. Al amanecer cesó todo. Llegó el molinero y se admiró de hadlarle vivo todavía.

—Me he regalado bien, le dijo el gigante: he recibido bofetones, pero tambien los he dado.

El molinero se puso muy contento, porque ya estaba desencantado su molino; queria dar al jóven gigante mucho dinero para recompensarle.

—No quiero dinero, le dijo, tengo más del que necesito.

Y echándose sus sacos de harina á la espalda, volvió á la granja, y declaró al arrendatario que estaba concluida su comision y queria su salarioiba y venia por el cuarto, y las gotas de sudor El arrendatario estaba asustado; no podia estar quieto en un lugar, le caian por el rostro. Para respirar un poco abrió la ventana; pero antes que tuviera tiempo de desconfiar, le dió un puntillon el criado, que le hizo salir volando por la ventana subir por el aire, en que continuó hasta perderse de vista.

Entonces dijo el criado á la arrendataria.

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