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Cuentos de Grimm.

El arrendatario hizo ¡apcha! ¡spcha! como si echara las gallinas. Cuando concluyó y subió el criado.

160 —Mira, le dijo, qué hermoso collar.

Era la mayor de las piedras que tenia alrededor del cuello.

El criado seguia exigiendo su salario, pero el arrenda tario le pidió otros quince dias, decidido á reflexionarlo. Sus criados le aconsejaron enviase al jóven å un molino encantado, para moler el grano durante la noche, pues nadie habia salido vivo al dia siguiente. Este consejo agradó al arrendatario, y en el mismo instante envió á su criado al molino á llevar ocho fanegas, de trigo y molerlas durante la noche, porque estaban ya haciendo falta. El criado echó dos fanegas de trigo en su bolsillo derecho, dos en el izquierdo, se cargó cuatro en una alforja, dos por delante y dos por detrás, y marchó corriendo al molino. El molinero le dijo que podia muy bien moler de dia y no de noche, pues todos los que se aventuraban á elle habian aparecido muertos á la mañana siguiente.

—No moriré yo; idos á acostar, y dormid sin cuidado.

Y entrando en el molino empezó á moler el trigo como si no se tratase de nada.

Hácia las once de la noche entró en el cuarto del molinero, y se sentó en un banco. Al cabo de un instante se abrió la puerta por sí misma y vió entrar una mesa muy grande, en la que. se colocaron por sí solos una multitud de platos y de botellas llenos de las cosas mas esquisitas, sin que pareciera nadie para llevarlos. Los taburetes se colocaron tambien alrededor de la mesa, sin que se presentase nadie, pero el jóven vió al fin dedos sin mano ni nada que iban y venian á los platos, y manejaban los tenedores y