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Cuentos de Grimm.

, 139 El amo dijo á su mujer: Este es un buen criado: si se levanta mas tarde que los demás, tambien está de regreso antes que ellos.

Sirvió al granjero durante un año. Cuando éste espiró y recibieron su salario los otros criados, quiso tambien cobrarse el suyo. Pero el amo, atemorizado á la perspectiva de los golpes que tenia que recibir, le suplicó en el acto se los perdonase, declarándole que preferia ser él mismo su criado y cederle la granja.

—No, le respondió, yo no quiero la granja, soy criado, y quiero continuar siéndolo, pero lo que se ha convenido debe ejecutarse.

El granjero le ofreció darle todo lo que quisiera, pero fue en vano, pues respondia siempre:

—No.

Le pidió un plazo de quince dias para buscar alguna escapatoria. El otro consintióy les El arrendatario reunió entonces á todos sus pidió su parecer. Despues de haber reflexionado por mucho tiempo, respondieron que con un criado semejante nadie estaba seguro de su vida, y que mataria un hombre como á una mosca. Fueron, pues, de parecer que se le hiciera bajar al pozo, so pretesto de limpiarle, y en cuanto estuviera abajo, echarle encima de la cabeza una porcion de piedras de molino que estaban allí cerca, de modo que le matasen en el acto.

El consejo agradó al arrendatario y el criado se apresuró á bajar al pozo. En cuanto estuvo en el fondo, le arrojaron aquellas enormes piedras creyendo que le desharian la cabeza, pero él les gritaba desde abajo:

—Echad las gallinas de ahí, arañan en la arena, y me cae en los ojos, me han cegado.