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Cuentos de Grimm.

un arbolillo con raices. Pero el gigante se propuso que creciera todavía más, y llevándosele consigo, le crió todavía durante otros dos años. Al cabo de este tiempo, habian aumentado de tal modo sus fuerzas, que arrancaba de la tierra un árbol, aunque fuera muy viejo. Pero esto no era suficiente para el gigante; le crió todavía durante otros dos años, al cabo de los cuales fué con él al bosque, y le dijo:

—Cógeme un palo de un tamaño regular.

El jóven arrancó de la tierra la encina mayor del bosque, que dió un horrible estallido, no siendo este esfuerzo mas que un juego para él.

—Está bien, dijo el gigante, ya ha concluido tu educacion. Y le llevó á la tierra donde le habia cogido.

Hallábase ocupado en labrar su padre, cuando se acercó á él el jóven gigante y le dijo:

—Ya estoy aquí, padre mio, y hecho todo un hombre.

El labrador, asustado, esclamó :

—No, tú no eres mi hijo, yo no te quiero; márchate.

—Sí, yo soy vuestro hijo. Dejadme trabajar en. lugar vuestro. Yo araré tan bien y mejor que vos.

—No, no, tú no eres mi hijo, y tú no sabes arar; márchate.

Pero, como tenia miedo al coloso, dejó el arado y se puso á alguna distancia. Entonces, el jóven, cogiendo su instrumento con una sola mano, se apoyó encima con tal fuerza, que la reja se hundió profundamente en la tierra. El labrador no pudo dejar de gritarle :

Si quieres arar, no debes profundizar tanto, pues te saldrá muy mal el trabajo.

El jóven desenganchó entonces los caballos y se enganchó al arado, diciendo á su padre: