EL JOVEN GIGANTE.
Un labrador tenia un hijo tan grande como el dedo pulgar. Nunca crecia, y en muchos años su estatura no se aumentó ni en un solo dedo. Un dia que iba su padre á trabajar al campo, le dijo el pequeñillo:
—Padre, quiero ir contigo.
—Venir conmigo? dijo el padre; ¡quédate ahí! Fuera de casa no servirias más que para incomodar, y ademas podrias perderte.
Pero el enano echó á llorar, y por tener paz, se le metió su padre en el bolsillo y le llevó consigo. En cuanto llegó á la tierra que iba á arar, le sentó en un surco recien abierto.
Estando allí se apareció un gigante muy grande que venia del otro lado de las montañas:
4 —Mira, el coco, le dijo su padre, que queria meter miedo á su hijo para que fuera más obediente; viene á cojerte.
Pero el gigante, que habia oido esto, llegó en dos pasos al surco, cogió al enanito y se le llevó sin decir una palabra.
El padre, mudo de asombro, no tuvo fuerzas, ni aun para dar un grito. Creyó perdido á su hijo, y no esperó volverle á ver más.