Página:Cuentos escogidos de los Hermanos Grimm.pdf/151

Esta página no ha sido corregida
141
Cuentos de Grimm.

un trage muy lujoso, pero con un horrible pie de caballo.

—Sé lo que necesitas, le dijo el estraño, que es dinero; tendrás tanto como puedas desear, pero antes necesito saber si tienes miedo, pues no doy nada á los cobardes.

—Soldado y cobarde, respondió el jóven, son dos palabras que no se han hermanado nunca. Puedes someterme á la prueba que quieras.

—Pues bien, repuso el forastero, mira detrás de tí.

El soldado se volvió y vió un enorme oso que iba á lanzarse sobre él dando horribles gruñidos.

—¡Ah! jah! esclamo, voy á romperte las narices y á quitarte la gana de gruñir; y echándose el fusil á la cara, le dió un balazo en las narices y el oso cayó muerto en el acto.

—Veo, dijo el forastero que no te falta valor, pero debes llenar además otras condiciones.

—Nada me detiene, replicó el soldado, que veia bien con quién tenia que habérselas, siempre que no se comprometa mi salvacion eterna.

—Tú juzgarás por tí mismo, le respondió el hombre.

Durante siete años no debes lavarte ni peinarte la barba ni el pelo, ni cortarte las uñas, ni rezar. Voy á darte un vestido y una capa que llevarás durante todo este tiempo.

Si mueres en este intervalo me perteneces & mí, pero si vives mas de los siete años, serás libre rico toda tu para vida.

El soldado pensó en la gran miseria á que se veia reducido; él que habia desafiado tantas veces la muerte, podia muy bien arriesgarse una vez más. Aceptó. El diablo se quitó su vestido verdle y se le dió diciéndole:

—Mientras lleves puesto este vestido, siempre que metas mano en el bolsillo sacarás un puñado de orola