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Cuentos de Grimm.

—Muy bien hubiérais podido escusaros esa advertencia, le contestó Sábelo—todo; pues conozco á lo que obligan las conveniencias, y á Dios gracias todo es perfecto aquí, muy al contrario de lo que pasa en la tierra.

SKINDE 129 Entró pues y se puso á recorrer los vastos espacios del cielo. Miraba por todas partes á derecha é izquierda, pero no podia dejar de levantar la cabeza y de gruñir de tiempo en tiempo aunque entre dientes. Vió un dia dos ángeles que llevaban una larga viga de madera; era un madero que habia tenido un hombre en el ojo, mientras buscaba.

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