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Cuentos de Grimm.

ayudarte. La corona se halla precisamente en el fondo de este estanque. Dentro de un instante la tendrás en la orilla: estiende tu pañuelo para recibirla.

Se hundió en el agua con sus doce hijuelos, y al cabo de cinco minutos estaba de vuelta y nadaba en medio de la corona que sostenia con sus álas, mientras que sus hijuelos, colocados alrededor, la ayudaban á llevarla con su pico.

Llegaron á la orilla y dejaron la corona en el pañuelo. No podeis figuraros lo hermosa que era: brillaba, al sol como un millon de carbunclos. El sastre la envolvió en su pañuelo la llevó al rey, que, en su alegría le puso una cadena de oro alrededor del cuello.

Cuando vió el zapatero que habia errado el golpe, recurrió á otro espediente y fué á decir al rey:

—Señor, el sastre ha vuelto á caer en su orgullo: se alaba de poder reproducir en cera vuestro palacio, con todo que contiene por dentro y por fuera, con muebles y le demás.

El rey hizo venir al sastre, y le mandó reproducir en cera su palacio, con todo lo que contenia por dentro y fuera, los muebles y demás, advirtiéndole, que si no lo hacia ú si olvidaba un sólo clavo de una pared, le enviaria á concluir sus dias á un calabozo subterráneo.

El pobre sastre se dijo:

—Esto si que va de mal en peor, me piden una cosa imposible.

Hizo su maleta y salió de la ciudad.

Cuando llegó al pie del árbol hueco, se sentó bajando la —cabeza. Las abejas volaban á su alrededor; la reina le preguntó, viéndole con la cabeza tan baja, si le dolia.

—No, dijo, no es esa mi enfermedad.

Y la refirió lo le habia mandado el reyque