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Cuentos de Grimm.

fuerzas para levantarse. Apenas podia pronunciar una palabra en su desmayo: tenia las mejillas pálidas y los ojos encarnados. El zapatero le dijo: Te daré un pedazo de pan, pero á condicion de que he de sacarte el ojo derecho.

El desgraciado, obligado á aceptar este horrible contrato, para conservar la vida, lloró con los dos ojos por última vez, y se ofreció á su verdugo, que le sacó el ojo derecho con la punta de su cuchillo. El sastre recordó entonces lo que acostumbraba á decirle su madre cuando era niño y le daba azotes por haberle cogido quitándola alguna golosina: —Se debe comer todo lo que se puede, pero tambien se debe sufrir todo lo que no se puede impedir.

En cuanto hubo comido aquel pan que tan caro le costaba, se puso en pie y se consoló de su desgracia, pensando que veria bastante bien con un solo ojo. Pero al sesto dia le volvió el hambre, y se sintió enteramente desfallecido.

Cayó por la noche al pie de un árbol, y al día siguiente por la mañana le impidió levantarse la debilidad. Sentia acercarse la muerte. El zapatero le dijo:—Tengo compasion de tí, y te voy á dar otro pedazo de pan, pero en cambio te sacaré el ojo que te queda.

El pobre hombre pensó entonces en su ligereza, que era la causa de todo esto; pidió perdon á Dios, y dijo :—Haz lo que quieras, yo sufriré todo lo que sea necesario. Pero piensa que si Dios no çastiga siempre en el acto, llegará sin embargo un instante en que pagues el mal que me haces sin haberlo merecido. En los dias de prosperidad he repartido contigo lo que tenia. Necesito los ojos para trabajar: cuando carezca de ellos, no podré coser ya y tendré que pedir limosna. A lo menos, cuando esté ciego, no me dejes aquí solo, pues me moriria de hambre.