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Cuentos de Grimm.

$12 la una se tardaba en llegar siete dias, por la otra dos solamente; pero ninguno de los dos sabia cuál era la más corta. Se sentaron bajo una encina y trataron del camino que debian tomar Y la cantidad de pan que convenia llevar. El zapatero dijo:

—Siempre se debe tomar el mayor número de precauciones posibles compraré pan para siete dias.

—¿A qué viene, dijo el sastre, llevar en la espalda pan para siete dias: como una bestia de carga? Yo tengo] confianza en Dios, y nada me da cuidado. El dinero que llevo en el bolsillo vale tanto en verano como en invierno, pero cuando hace calor el pan se seca y enmohece. Mi casaca no pasa de la corva: yo no tomo tantas precauciones.

Y además, ¿por qué no hemos de dar con el camino mejor?

Basta con pan para dos dias.

Cada uno hizo sus provisiones, y se pusieron en camino á la ventura.

En el bosque, reinaba la misma calma y tranquilidad que en una iglesia. No se oia ni el soplo del viento, ni el murmullo de los arroyos, ni el cántico de los pájaros, ni la espesura del follaje detenia los rayos del sol. El zapatero no hablaba una palabra, encorvado bajo la carga del pan, que hacia correr el sudor por su negro y sombrío rostro. El sastre, por el contrario, se hallaba de muy buen humor, corria por todas partes, silbando, cantando algunas cancioncillas, y decia:

—Dios en su paraiso debe ser feliz al verme tan alegre.

Pasaron así los dos primeros, dias; pero al tercero, como no veian el fin de su camino, el sastre, que habia consumido todo su pan, vió desvanecerse toda su alegría; sin embargo, sin perder el ánimo, se encomendó á su buena ventura y á la misericordia de Dios. Por la noche se acostó —PENSE J 1