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Cuentos de Grimm.
su maza, y en lo alto del techo se ha colocado el juez que gritaba:
lo —¡Traédmele aquí, traédmele aquí, delante de mí! por he creido debia huirque Desde entonces no se atrevieron los ladrones á entrar más en la casa, y los cuatro músicos de Brema se hallaban tan bien en ella que no quisieron abandonarla.