Página:Cuentos de la selva para los niños (1918).pdf/103

Esta página ha sido corregida
101
CUENTOS DE LA SELVA

—¡Paso, de nuevo!

—¡No se pasa!

—¡No va a quedar raya, ni hijo de raya, ni nieto de raya, si no dan paso!

—¡Es posible!— respondieron las rayas. —Pero ni los tigres, ni los hijos de tigre, ni los nietos de tigre, ni todos los tigres del mundo van a pasar por aquí!

Así respondieron las rayas. Entonces los tigres rugieron por última vez?

—¡Paso, pedimos!

—¡NI NUNCA!

Y la batalla comenzó entonces. Con un enorme salto, los tigres se lanzaron al agua. Y cayeron todos sobre un verdadero piso de rayas. Las rayas les acribillaban las patas a aguijonazos, y a cada herida los tigres lanzaban un rugido de dolor. Pero ellos se defendían a zarpazos, manoteando como locos en el agua. Y las rayas volaban por el aire con el vientre abierto por las uñas de los tigres.

El Yabebirí parecía un río de sangre. Las rayas morían a centenares... pero los tigres recibían también terribles heridas, y