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nidad inherente al carácter, nunca son bajos sus modales. La buena tia Antonia es una muger de no menos ingenio que juicio, aunque sin ninguna especie de cultura; y la graciosa Dolores, que en todo el discurso de su vida no habia leido cuatro volúmenes, ofrecia una reunion interesante de sencillez y agudeza, y muchas veces me dejaba admirado con sus discretas ocurrencias. Algunas noches el sobrino, con el conocido objeto de instruir y agradar á su primita, nos leía una comedia de Calderon ó Lope de Vega; mas con grande mortificacion suya, la muchacha solia quedarse dormida antes de concluirse el primer acto. De cuando en cuando recibia la tia Antonia á sus humildes amigos y dependientes las mugeres de los invá-