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cual ha resistido siglos enteros á los asaltos y terremotos que han destruido la mayor parte de los edificios moriscos; y es fama comun que el encanto conservará toda su virtud hasta el momento en que la mano se baje de tal modo que llegue á tocar la llave, en cuyo acto se hundirá la Alhambra, y quedarán de manifiesto los tesoros de los reyes moros que están enterrados bajo sus moles.

Sin embargo de esta espantosa prediccion, nosotros pasamos sin vacilar por bajo del arco encantado.

Desde allí, por un camino angosto y sinuoso practicado entre las murallas, subimos á una esplanada interior, llamada la plaza de los Algibes, en razon de unos grandes depósitos de agua abiertos en la peña,