Página:Cuentos de la Alhambra (1833).pdf/244

Esta página ha sido corregida
(232)

manecian encantados en las cavernas de los montes, suponian que podia ser alguno de ellos que hubiese hecho esta irupcion desde el centro de su guarida. Por lo demas todos convenian en que un simple mortal no hubiera podido egecutar aquellos hechos estraordinarios, ni arrancar tan fácilmente de las sillas á la flor de los caballeros cristianos.

Luego que cerró la noche salió tambien el buho á dar su vuelta, y á favor de la oscuridad corrió todo el pueblo, posándose en los tejados y en las chimeneas. Dirigió en fin el vuelo al palacio real, construido en la cumbre del monte de Toledo, recorrió los terraplenes y las almenas; y husmeando por todos los rincones, y aplicando sus espantados ojos á todas las ventanas en donde distin-