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—Muy bien, dijo el príncipe, conozco que me habia equivocado, y en verdad que me holgaria de tener un rato de conversacion con tan distinguido viagero.»

Con efecto solicitó y obtuvo una entrevista privada, y empezó á esponer el objeto de su peregrinacion; mas apenas habia pronunciado algunas palabras, cuando soltó el loro una gran carcajada, y continuó riendo hasta llorar. «Perdonad, dije, mi loca alegria; pero el solo nombre de amor me hace descoyuntar de risa.» Mortificado el príncipe de tan intempestiva jovialidad, le replicó con tono grave: «¿Por ventura no es el amor el gran misterio de la naturaleza, el principio secreto de la vida, el vínculo universal de la simpatía?