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así, con chinelas y gorro de dormir. Esta ave no tenia tampoco sino ideas superficiales de todo, se mofaba de las cosas que ignoraba, ó de que solo habia adquirido conocimientos imperfectos, y no hallaba placer en nada.

Completaba la plumífera sociedad una golondrina, con quien el príncipe trabó al principio estrechas relaciones: era una habladora eterna, pero muy picotera y quisquillosa; y como nunca paraba en un punto, se hacia imposible tener con ella una conversacion seguida.

Tales eran los únicos compañeros con quienes podia el príncipe egercitar la nueva ciencia, que habia adquirido; porque la torre estaba demasiado elevada para que pudiesen frecuentarla otras aves. Cansóse pronto