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si te procurase un retiro semejante?

—Tú mismo señalarias la recompensa, y si estaba en mi mano concedértela, te aseguro sobre mi palabra que podias mirarla como tuya.

—¿Has oido hablar, ó rey, del jardin de Hirám, uno de los prodigios de la Arabia Feliz?

—Sí, el Alcorán habla de ese jardin en el capítulo titulado la Aurora del dia. Ademas he oido referir muchas cosas maravillosas á los peregrinos de la Meca; pero siempre creí que eran cuentos de viageros.

—No desprecies, ó rey, las relaciones de los viageros, replicó con semblante grave el astrólogo; porque en ellas se encierran raros conocimientos, trasportados de un estremo á otro de la tierra. En cuanto al palacio y jardin de Hirám, en