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canso, llegando á amenazar á la capital. De modo que el desventurado Aben-Habuz, atacado en lo interior y en lo esterior, vivia en continuo sobresalto en medio de las montañas que rodean á Granada, sin saber por qué parte romperian las hostilidades.

En vano levantó atalayas en los montes, en vano hizo guardar todos los pasos por tropas estacionarias, que tenian órden de anunciar la proximidad de los enemigos con fuegos por la noche y ahumadas durante el dia: las habia con enemigos mas activos y vigilantes que él, y que á pesar de todas sus precauciones hallaban siempre medios de penetrar en sus tierras por algun desfiladero, talaban el pais y se llevaban consigo muchos prisioneros.