¿Ignorábais por ventura que esta era la casa de un ogra [1] que se come á los niños?
—¡Ah! señora, contestó Caga-chitas más muerto que vivo, como todos sus hermanos, ¿qué remedio nos queda? Si V. se niega á recogernos de fijo que esta noche nos devoran los lobos del bosque: mal por mal, mejor será que nos coma ese caballero; puede que, rogándoselo V., llegue á apiadarse de nosotros.
La mujer del ogra, creyendo que podria esconderlos de su marido hasta el dia siguiente, les permitió entrar, y para que se calentasen los llevó al hogar, donde, metido en el asador, estaba dando vueltas un cordero enterito que habia de cenarse el ogra.
Al poco rato de estarse calentando, resonaron en la puerta tres ó cuatro enormes aldabazos: era el ogra que ya estaba de vuelta. La mujer al momento escondió debajo la cama á los siete chiquillos, y fué á abrir.
El ogra al entrar preguntó si estaba dispuesta la cena y si se habia sacado vino, y sin decir más se sentó á la mesa. El cordero estaba chorreando sangre todavía, circunstancia que para un antropófago como aquél lo hacia más apetitoso y delicado. El ogra, husmeando por todos lados, no cesaba de decir que olia carne fresca.
—Debe de ser, contestó la mujer, esta ternera que para tí he preparado.
- ↑ Ogra es una especie de gigante antropófago, de que no tuvo noticia Bufon. No consta que en España los haya habido nunca. Por lo ménos, con la Estadística en la mano, puede asegurarse que no los hay ahora. (Nota del Traductor).