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La Pulgarcilla

llantes como el nácar más puro. La Pulgarcilla se las puso y desde entonces pudo revolotear libremente por los aires.

Las fiestas que se hicieron con motivo de las bodas duraron algunos meses y siempre fué muy bien recibida en ellas la golondrina, la cual solía tomar una parte muy activa en los conciertos de la corte.

Al aparecer la próxima primavera, volvió á dirigirse á los países del Norte, no sin harto sentimiento por tener que separarse de su querida Pulgarcilla.

Llegó á Dinamarca y colgó su nido junto á la ventana del autor de esos cuentos. En seguida refirió á sus vecinas la historia la Pulgarcilla y el autor de estos cuentos que la oyó y entendió perfectamente, ha querido á su vez contarla á los niños, sus buenos amiguitos.