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LA MAS DICHOSA


Q

ue rosas tan magníficas!» dijo cierta mañana un rayo de sol. Y esa infinidad de capullos próximos á abrirse serán también hermosas flores. Todas, todas, son hijas mías... Pues qué, ¿por ventura no han nacido al calor de mis ardientes besos?»

—«Son hijas mías, dijo el rocío, pues yo las he regado con mis lágrimas.»

—«Me parece, añadió el rosal, que su verdadero padre soy yo; y que vosotros todo lo más seréis sus padrinos, habiéndolas dotado según vuestros medios.»

—«¡Soberbias rosas!» repitieron á la vez rosal, rayo de sol y rocío.

E hicieron votos para que cada una alcanzase la mayor dicha que puede caber á una rosa en este mundo.