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El Hombre sin Patria

querido lector. No nos interesa, de otro lado. Solamente, cuando estalló la gran catástrofe, y Jéfferson y los partidarios de la casa de Virginia[1] de aquel entonces se proposieron enrodar a todos los Clárence posibles de la Casa de York[2] con motivo del juicio de alta traición en Ríchmond, algunos de los acalorados de segundo orden en aquel distante valle del Misisipí, más alejado entonces de nosotros de lo que hoy se encuentra la sonda de Púget, introdujeron la novedad en su escenario provincial; y para disipar la monotonía del verano en el fuerte de Adams, se dieron como espectáculo una serie de juicios militares de los oficiales. Varios coroneles y mayores fueron enjuiciados, y para completar la lista entró también Nolan contra quien existían indicios más que suficientes. Dios lo sabe: que estaba aburrido del servicio, que había querido abandonarlo, que habría obedecido gustoso la orden de marchar a cualquier lado con todo el que quisiera seguirle, siempre que la orden apareciera firmada: "Por mandato de Su Excelencia, A. Burr." La corte marcial proseguía sus tareas. Pero los pájaros gordos volaban, a lo que yo me sé. La culpabilidad de Nolan quedó suficientemente establecida, como decía; sin embargo, ni vos lector ni yo hubiéramos sabido nunca de él, si no fuera porque al preguntarle el presidente del tribunal, momentos antes de terminar

si deseaba decir algo para probar su lealtad
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  1. El presidente Jéfferson era de aquel estado, y sus partidarios constituían lo que el autor, adoptando la fraseología de Shákespeare, llama la "Casa de Virginia."
  2. La "Casa de York" se refiere al partido federal