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Cuentos Clásicos del Norte

tamente hacia el canal del Ström, y en algunos minutos me arrebató la corriente abajo, hacia la costa donde estaban situadas las pesqueras de mis compañeros. Un bote me recogió exhausto de fatiga y, entonces que el peligro había ya pasado, mudo por el recuerdo de su horror. Los que me recibieron a bordo eran mis viejos camaradas y mis compañeros de todos los días; pero no me reconocieron, como tampoco habría yo reconocido a un viajero de la región de las sombras. Mi pelo, que había sido negro como el ala del cuervo el día anterior, estaba tan blanco como lo veis ahora. Dicen también que ha variado toda la expresión de mi fisonomía. Referíles mi historia; no la creyeron. Ahora os la relato a vos, sin esperanza de que le prestéis mayor fe de la que acostumbran otorgarle los alegres pescadores de Lofoden."