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Introducción

Cóoper en la literatura norteamericana, para crear personajes legendarios que armonizaran con el ambiente, hasta el punto de quedar unidos para siempre al cuadro. Lóngfellow no dió a su Hiawatha residencia local; pero Rip Van Winkle e Íchabod Crane han quedado fijos en la perspectiva del Hudson. La jocosidad de Írving tiene también cierta tonalidad más vigorosa que puede advertirse fácilmente en el periódico Spectator; en la historia de Kníckerbocker y en sus primeras obras, inició Washington Írving su carrera de autor con una nota de exageración y de audacia que la crítica inglesa probablemente atribuiría gustosa al nuevo mundo más bien que al antiguo. En las dos historietas que aparecen en esta colección se revelan síntomas aun más notables de su punto de vista norteamericano. En Rip Van Winkle maneja lo sobrenatural en tono festivo y ligero, que contrasta con el aparato de sombríos fantasmas y apariciones de Poe y Háwthorne, pero que se adapta mejor quizá al temperamento de su país. Los norteamericanos combinan fe robusta con jovial escepticismo, y sonríen a pesar de que les agrada sentirse convencidos en la historia del largo sueño de Rip Van Winkle. Quizá es rasgo característico de los Estados Unidos que la narración insista en el transcurso del tiempo y que la vida nos aparezca patética a través de nuestra simpatía por Rip. La literatura de los Estados Unidos, aunque voz de un pueblo nuevo, ha tenido siempre los acentos y el espíritu de una larga experiencia, la lasitud de vivir. Estos acentos y