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CUENTOS

cejas y el cráneo: una hormiga podría pasar de uno á otro borde sin esfuerzo sensible; en el filo de la nariz, si originariamente existió, debe haberse producido un hundimiento volcánico, así como en los cerros, porque está partida por medio en una profunda cavidad hacia cuyos abismos tienden á precipitarse, como poseídos de vértigo, dos ojos oblícuos, negros, extraviados y á veces chispeantes, como encendidos por súbita llamarada; por las fosas nasales, abiertas hacia arriba cual dos cráteres en el centro de una masa negra y mucilaginosa, debió haberse escapado la lava del cataclismo que derrumbó la nariz.

La boca merece párrafo aparte, porque no entra en el conjunto de aquella fisonomía, sino que todo el conjunto entra en aquella boca; es su apéndice, su tributario, simple hacinamiento de accesorios sin volumen comparable. Ante esa abertura desaparece la cara. Habría que dibujar una boca descomunal, y los del pueblo dirían al instante: