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CUENTOS

á la calle su carga para la pira común. Y allí durante la destrucción de la tupida hierba, ¡cuánto descubrimiento interesante, y á la vez, cuánto peligro imprevisto! Pues, como es sabido, debajo de las malezas suelen encontrarse muchas veces en este mundo los grandes tesoros y las horribles deformidades; y así sucedía que al tirar la guadaña y abrir el claro en el breñal, aparecían las nidadas de huevos de perdices como racimos de esmeraldas ocultos por una hada traviesa, de pichones de picaflor y de tórtola sorprendidos de pronto por el aire y la luz; pero también el segador jadeante y entusiasta descubría la guarida de la víbora astuta, del escuerzo maligno, de la araña espeluznante, los cuales atinan ya á la fuga despavorida caracoleando entre los intersticios, ya á tirar el dardo envenenado contra el imprudente pioneer, cuyo grito de terror advierte y reune á los compañeros para volver sobre el reptil con todas las armas á la mano, hasta