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CUENTOS

gelio, era su filosofía, su moral, su religión. Amar, perdonar, hacer justicia: he ahí la trinidad que condensaba su vida y que engrandeció su muerte. Como Sócrates secaba las lágrimas de los vivos con su propio sudario.

Vida tan hermosa no pudo concluir sino en la más bella de las muertes. La zampoña de los pastores de Sicilia se enluta y enronquece cuando muere Teócrito, el poeta amado; los hogares sencillos de la aldea montañesa donde mi amigo ofició como ministro de la caridad, han apagado las llamas de las alegrías domésticas y las voces de las flautas campesinas, pero renacerán tan vivas como antes cuando el espíritu vagabundo vuelva á posar las alas entre ellos.

Propiedad de los grandes amores es hacer resucitar con formas visibles á la mente el objeto amado: las visiones de Magdalena y los apóstoles son la consagración divina del amor terrenal: "no busqueis entre los muertos al que vive".