Página:Cuentos (Ángel de Estrada).djvu/20

Esta página ha sido validada
10
EL VIEJO GENERAL

á la calle, que llenaban chicos zarrapastrosos y perros de varios tamaños, envueltos en el aire marcial que parecían tomar hasta los objetos fijos, al influjo de la música vibrante.

El sol rompió una nube; su primer rayo pálido adquirió repentinamente fulgor, y al culebrear entre las bayonetas, transformóse en deslumbrante relámpago. La calle se animaba con sacudimiento de vida briosa y bella. La multitud se estrujaba en las aceras; y las esquinas vomitaban sobre sus lienzos nuevas avalanchas.

Aquellos batallones con sus chinos altos, robustos, al frente, pasaban como marcando con su ritmo marcial el latir de los corazones, en las ventanas, las azoteas y las calles. El entusiasmo se transformaba nerviosamente en alegría, y las gentes sentían impulsos de gritar, de arrojar flores; y la imagen de la patria, convertida en sonido, en idea, en color, era algo intenso que hacía soñar con las batallas, luminosas en sus victorias, terribles en sus duelos y siempre grandes en su salvaje hermosura.

Nuestro viejo amigo, ya á punto de desplomarse, recibía el saludo de los jefes y oficiales del último batallón. Pero de pronto rasgaron el aire, con el poder de flechas de sonido, los clamores del clarín de su caballeria.