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110 — Arturo Trailles

como ayer, y mañana como hoy, retratando gentes que sepan apreciarte!


* * *

El comedor hablaba de las fiestas de los inviernos. Sus cosas habían sido sorprendidas én plena somnolencia de estío.

Empezó el almuerzo con la conversación del día; era víspera de carnestolendas. Las muchachas charlataneaban como chispeantes surtidores de agua. Arturo se entregó con reservas á la gentil compañía, aunque le trataban como á buen amigo, poniendo en las bromas sobre sus brusquedades, cierto simpático encanto.

Presidía la charla un gobelino que era un trozo de aldea. Se veían zampoñeros bajo los olmos, viejos en rústicos bancos, y á la gente moza danzando, quizá en el día del patrono.

Sobre un caballete de filetes de oro, un pierrot alzaba la copa, en lienzo de ilustre firma. La inmensa estufa artesonada, hacía pensar en la lectura de leyendas medievales.

Todas aquellas cosas habían visto á Arturo con sus bríos juveniles. Su generación había dejado en ese ambiente lo mejor de su gracia, entre el enjambre bullicioso de mujeres ya dispersas. Y ante la nueva juventud de las amigas de Rosa, triunfal en el viejo comedor,