Página:Cuentos (Ángel de Estrada).djvu/103

Esta página ha sido corregida
Arturo Trailles — 93

el agua, frente á sauces á un tiempo melancólicos y verdes, como las nostalgias de la juventud soñadora.

Entre vegetaciones enanas, surgían después bocetos de monstruos tallados en rústica piedra; petrificaciones de árboles rotos como heridos por el rayo; serpientes, á trechos ocultas, con escamas de conchas marinas. Aquí crecían cactus con macizas esponjas erizadas de garfios; sobre ellos, setos con floraciones azules de cielo claro; más allá espinillos, que hacían de las figuras sombras, al tamizarlas entre el humo de sus leves fibras.

El cristal movible atrajo los ojos de Arturo. Volvió, sin querer, á reflexionar en cosas que le incomodaban: ah! las ideas brillantes en el espíritu, pierden sus rasgos sutiles al enredarse en los puntos de la pluma. Y le metía en esa amargura del pesar, la visión de un pájaro volante, que en las entrañas del lago se hundía vertiginosa y se movía como palpable, esfumándose como sombra al tocar la superficie.

Dejó el borde y echó á andar por un camino. Las florecillas de los ligustros, exhalaban el resinoso, penetrante olor de su singular incienso, consumido al sol como en fuego.

A la derecha, despedía un invernáculo el