Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/51

Esta página ha sido corregida
CRÓNICAS
27
 

En los primeros días de agosto el Evening Telegram, de Nueva York, publicó lo siguiente:

Al corresponsal del Herald, que se halla preso en el presidio de la capital de Puerto Rico, le ha permitido el Gobernador General Don Manuel Macías expedir el siguiente despacho a The New York Herald. Es el primer cable que llega a los Estados Unidos desde que aquella ciudad está bloqueada, y creemos es debido a la influencia del cónsul inglés en San Juan. [1]

«Estoy escribiendo en la celda de la prisión en que me hallo, y hasta ahora no se ha intentado averiguar los asuntos de que trato. Obtengo, sí, todas las facilidades posibles en las circunstancias actuales para adquirir noticias de la ciudad.
»El desembarco de las tropas americanas en la Isla ha causado gran excitación entre los habitantes.
»Por espacio de algunos días, después del desembarco por Guánica, ha existido una corriente de emigración hacia el interior, en extremo notable.
»A pesar de ello, no se ha registrado el más mínimo desorden ni el más leve tumulto.
»Aquí se hacen esfuerzos supremos y con actividad grandísima, para rechazar el ataque que se espera por parte de los americanos y que suponen sea de un momento a otro.
»Todo hace creer que la plaza no será tomada sin que haya gran efusión de sangre.
»Algo se ha hablado ya respecto a la rendición; pero las tropas españolas han hecho juramento de pelear hasta el último extremo.
»Este es un espectáculo heroico, pues comparativamente, no puede esperar nada un puñado de hombres que están sitiados por una escuadra que les es hostil, que no tienen medios de adquirir refuerzos y que ya sienten la escasez de provisiones de boca que tampoco pueden obtener.
»No sólo los soldados españoles tienen perdida la esperanza de recibir auxilios de España, sino también los naturales del país que están con ellos—es decir los voluntarios—quienes no están dispuestos a hacer resistencia.
»Entre los neutrales hay el convencimiento profundo de que ha llegado el instante de proclamar la paz, a fin de evitar que haya más pérdidas de vidas.
»Además, comprenden que la ocupación de Puerto Rico por los americanos es completamente segura, y que, por tanto, será mejor mantener con ellos buena armonía, en beneficio del porvenir de la Isla.
»Según las noticias que aquí han llegado acerca del ejército americano que invade esta tierra, sábese que éste está moviéndose en dirección a la capital, sin hallar a su paso gran resistencia.
»Aquí será otra cosa; los españoles se disponen a defender bien la plaza.—Halstead

  1. El Herald ignoraba los medios de que se valió Halstead para enviarle este cable; y, naturalmente, supuso benevolencias del general Macías, que no existieron.—N. del A.