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A. RIVERO
 

después di orden de ¡alto el fuego!, y después sólo uno de mis hombres disparó dos veces contra las malezas; estos fueron los dos últimos tiros. Avisé por señales a los buques de que ya no tenía necesidad de auxilio ni tampo- co había heridos. A las dos de la madrugada vimos dos soldados españoles cruzando un espacio descubierto; pero no permití que mis hombres les disparasen, porque como aquella gente iba en retirada, me pareció innecesario molestar a los buques nuevamente; además, la luna alumbraba tanto, que no había oportunidad para una sorpresa. Las puertas del faro permanecieron cerradas hasta el amanecer y los hom- bres listos para cualquier ocurrencia. No me cabe duda que si los españoles intenta- ron un ataque serio, desistieron de él al ver que estábamos preparados y al verse descubiertos por los proyectores de los buques. Cuando vino el día no observamos tropa enemiga en los alrededores, y los nativos tampoco trajeron noticias de impor- tancia, y sí sólo algunos cartuchos vacíos de Máuser y varias prendas de equipo. Durante el ataque mi artillero vio hombres en las rocas y en las malezas, enfrente de la puerta que defendía, y contra ellos disparó su fusil. Los hombres del doctor Veve me dijeron que las tropas enemigas habían tenido tres muertos y dos heridos, siendo uno de los primeros un teniente, y también dije- ron que habíamos sido atacados por caballería, la cual yo nunca vi. Mr. Campbell estimó que el número de los atacantes era de 150; pero yo estoy convencido que eran alrededor de 200. La partida de socorro desembarcó en la mañana del 9, y las señoras y niños, en número de 60, fueron llevados a bordo del Leyden^ sin accidente alguno; cerramos la casa del faro, marchándonos todos, y, siguiendo las órdenes de usted, dejamos enarbolada la bandera. Mi gente se portó con inteligencia y energía, y creo ciertamente que ellos habrían muerto, si hubiera sido preciso, en defensa del faro y de las mujeres y niños a nues- tro cargo. Soy respetuosamente, (Firmado) Charles U. Atwatek, Teniente. Al capitán Chas J. Barclay, comandante del Amphitrite. Informes oficíales. — Con relación a los sucesos ocurridos en Fajardo, se facilitó a la Prensa y al público los siguientes informes por la jefatura de Estado Mayor en San Juan: Agosto 5, 1898. En Fajardo no ha ocurrido más novedad que haberse posesionado los america- nos del islote «Palominos», que está frente al puerto. Ayer comenzaron desembar- cos por Cabezas de San Juan, apoderándose del faro, sin tenerse noticias hasta hoy a las diez de que iniciasen movimientos de 2iy]2iVce. — El Coronel jefe de Estado Mayor., Juan Camú.