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CRÓNICAS
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Algo, muy doloroso para mí, ocurrió aquella noche, antes de abandonar el pueblo; pero lo omito para no manchar el papel relatando verdaderas vergüenzas.

Una gran crecida del río Guasio impedía el paso hacia Lares, y así se lo dije a Osés y éste lo comunicó al capitán general en un telegrama, del cual conservo copia y que fué como sigue:

«Las Marías, 12 de agosto, 1898.

Al Capitán general.—El jefe de la columna Alfonso XIII.

Hecho cargo mando columna por hallarse imposibilitado coronel Soto, por caída de un puente, siendo conducido en camilla. Es imposible cumplimentar orden de V. E., de salir inmediatamente para Arecibo, por impedirlo crecida del río Guasio.

Cumplimentaré orden de V. E. tan pronto dé paso el río.—Osés.»

Las Marías.

A media noche recibí aviso de que la columna intentaba el paso del río, y que me preparara para seguirla, si tal era mi deseo. Emprendimos la marcha poco después, en medio de la mayor obscuridad, y por un camino de herradura, pedregoso y difícil, llegando a las orillas del Guasio, vegas de Blandín, ya muy avanzada la noche. El capitán de ingenieros manifestó que el paso era imposible, por lo cual toda la columna acampó en aquel sitio, siendo conducido yo a una casa cercana, la de Cirilo Blandín, para evitarme la humedad de la noche.

Al amanecer del 13 las aguas no habían tenido descenso; había llegado noticia de que el enemigo estaba en Las Marías y seguía adelante en persecución nuestra. Un buen jinete, hombre que era excelente nadador, trató de vadear el río y pereció ahogado; dos más, que intentaron pasarlo a nado, también sucumbieron.

A las nueve de la mañana se me participó que la columna había resuelto buscar